miércoles, 4 de marzo de 2015

Comunicado: "Marcha de Oración por la paz 2015"


No esclavos sino hermanos”, así titulaba el Papa Francisco su mensaje para la paz en este año 2015.

En él se habla de situaciones de esclavitud en pleno siglo XXI: niños y niñas empleados en empresas textiles, minas, en condiciones inhumanas;… mujeres, niños y niñas víctimas de trata utilizados como simple mercancía para el sexo o vendidos como esclavos sexuales;… personas emigrantes que intentando hallar condiciones dignas de vida en otros países acaban encontrando la estafa, el abuso, encerramiento, explotación… y la muerte;…
Todo esto sucede, como dice el Papa Francisco, cuando en nuestro corazón reina el dios Dinero y desplazamos a la persona situándola en último lugar.

El Papa Francisco nos propone en resumen un COMPROMISO COMÚN de gobiernos de todas las naciones, agrupaciones sociopolíticas, empresarios, congregaciones religiosas, comunidades cristianas y, también, del compromiso de cada uno, el de ser capaces de ver en toda persona, especialmente en los más vulnerables, a “otro yo” a un hijo e hija de Dios y por lo tanto hermana y hermano nuestro,… así es como podremos globalizar la FRATERNIDAD y acabar con estas esclavitudes.

Aquí, en este suelo que decimos nuestro, tenemos a 6 millones de personas en el paro; más de un millón de familias en las que no se sabe lo que es una nómina; decenas de miles de niños y niñas que logran alimentarse más o menos bien gracias a los comedores escolares; ancianos que son retirados de los asilos no porque sus familias quieran acogerlos en sus casas sino porque gracias a las pagas de estos ancianos puede más o menos sobrevivir la familia entera;…

Éstas y otras muchas situaciones generan violencia, destruyen la esperanza,… auguran un mal futuro. ¿Se puede hacer algo?.

El Papa Francisco nos invita a orar. Orar en primer lugar por quienes sufren todas estas infamias, pero también por quienes las provocan; orar por nosotros mismos para que nuestros ánimos no desfallezcan y nunca olvidemos que Dios está con nosotros y está en nosotros.

Y si Dios está en nosotros… demostrémoslo; no seamos cómplices de este mal: cuando compremos cualquier objeto averigüemos el cómo ha sido fabricado, en qué condiciones humanas; cuando sospechemos que una mujer es víctima de trata… denunciemos esa situación; cuando veamos a alguien mendigando no callemos la conciencia con unas monedas, acerquémonos, charlemos con ella, seamos para esta persona instrumento de Salvación;… y si podemos ayudar a alguien a encontrar un trabajo digno o a una familia desahuciada hallar un nuevo techo… hagámoslo acompañándole, no nos limitemos sólo a las palabras… Porque “el otro”… es nuestro hermano, el otro es “OTRO YO”.

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