miércoles, 21 de mayo de 2014

Una viruta para el cambio social

Una viruta, un descubrimiento, extracción de una diminuta partícula de madera  a un listón. La acción repetitiva afina las destrezas, surge una habilidad desconocida que sensibiliza los dedos y suaviza el pensamiento, aparece de súbito un mundo menos hostil, una oportunidad, un paréntesis, un detente, un corte de formón que afina los recuerdos para reinventar la niñez.
Recorremos con las manos y el entendimiento las mismas líneas que siguieron nuestros ancestros y nuestra mirada se extiende de lo artístico a lo social dejando atrás la competencia y el ansia de poseer,  regalamos lo que hacemos. Transmitimos y rescatamos el oficio perdido reivindicando a quienes honor merecen.


El sentido de la intuición se despierta y hasta puede volverte  irreverente ante las costumbres y los formalismos por el simple “hecho a mano”, sonríes más a menudo, tratas mejor a los demás.  Durante la ejecución de la obra el tiempo tiene un significado diferente, se utilizan las horas para el momento y se pospone la necesidad de la culminación. Descubrimos que lo importante es lo que está oculto bajo las capas fibrosas de la materia, y las destapamos con cuidado y protección, como quien destapa una cebolla convirtiendo el medio en el fin.

Transitamos alegres y concentrados con la madera descubierta y abierta tratando de hacer el menor daño posible a sus fibras, trabajando donde hay menos resistencia. Laboramos alrededor del material como quien recorre una parcela silvestre antes de  sembrar, descubrimos donde debemos cavar, haciéndonos tolerantes  y entendiendo la paciencia de otro modo,  nos volvemos ecológicos.

En las horas de taller, reunidos por nuestra propia voluntad, entendemos que las herramientas no tienen caducidad, son generacionales y hereditarias, surgirá en el camino la necesidad de transmitir los conocimientos. En el día a día los que éramos desconocidos nos hermanamos  en el oficio y nos cubrimos del espíritu artístico que no tiene principio ni final, pero que seguramente hace a los hombres y mujeres de esta tierra mejores ciudadanos, igualitarios en el desempeño del taller democratizamos nuestro desempeño familiar y colectivo. Pulimos nuestras asperezas y compartimos las herramientas y conocimientos haciéndonos generosos, desapareciendo los prejuicios y sumando voluntades para contribuir a hacer un mundo mejor y habitable para todos los seres vivos, incluyendo  en nuestro caso fundamental a los árboles del bosque, que nos dan su vida para elevar nuestros espíritus.

Gracias Rosi y Santi, de Justicia y Paz, por la invitación a escribir estas reflexiones y honrarnos con su visita a la Tercera Exposición de Artes y Oficios del Centro Ciudadano de  San Jerónimo, Taco, Tenerife, donde participamos como la “Asociación Cultural Mazo y Gubia  creada para la protección y proyección del arte de la talla de la madera. 

Pedro Alberto Galindo Chagín
Monitor de Talla de Madera

Santa Cruz de Tenerife, 21 de mayo de 2014

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