lunes, 24 de marzo de 2014

Y después del 22-m...

Y después del culmen de las "marchas de la dignidad" en Madrid... ¿qué?.
Desde este espacio, el blog de "Justicia y Paz Tenerife", planteamos una primera reflexión sobre ese proceso que duró aproximadamente un mes desde sus inicios hasta el culmen el 22 de marzo de 2014 en Madrid.

Diferentes lecturas, perspectivas y motivaciones, pero también valores comunes.

Una vez más constatamos esta diversidad y la contemplamos como un valor en sí misma ya que es expresión de la realidad social de este país y no busca "quedar bien ante nadie" sino ser ella misma en todas sus manifestaciones.
Otro gran valor que queremos resaltar es el que han expresado todos aquellos grupos, formaciones sociopolíticas, comunidades cristianas, movimientos sociales,... que independientemente de sus credos de todo tipo y de color sin embargo han hecho frente común ante el enorme deterioro de todo el tejido social de este país (un país que pierde población a la carrera dándose en el 2013 el primer año en muchas décadas en que España pierde población: más de 4 millones de españoles tienen que vivir ya fuera de estas fronteras para poder optar a una vida mejor que la que aquí hallaban).
Un tercer valor que merece destacarse, tan importante o más que los dos anteriores, es la firme defensa de derechos tan fundamentales como "derecho al trabajo, derecho a la vivienda y derecho a poder comer". Aplaudimos esta coincidencia en todos porque en ello han evidenciado una sobresaliente sensibilidad hacia los problemas más acuciantes que están sufriendo en este país los más pobres y empobrecidos, los excluídos sociales, aquéllos para quienes no ha habido voluntad alguna de "rescatar" de la miseria impuesta por un sistema que no redistribuye riqueza sino que la acumula cada vez en menos manos para privar al resto hasta de lo que es imprescindible para sobrevivir.

No todo el monte es orégano.

Nos hemos encontrado, por otra parte, con las consabidas reticencias ante banderas y signos que lejos de provocar concordia con todos en no pocos casos ha llevado a servir de dificultad para no sentirse incluidos en esta gran iniciativa popular, más o menos impulsada por unas fuerzas u otras, pero popular a fin de cuentas (había muchos -sin banderas- que estaban ahí y sin "jurar" ninguna de las que les envolvían).
Ha habido también quienes hubieran acudido gustosos a esta gran marcha de marchas de no ser, precisamente, por esas muestras o signos con connotaciones nada afines con su sentir... y no fueron, no quisieron acudir,... porque se negaron a que "se les contara entre quienes en absoluto les representaban" y porque tampoco querían entrar en confrontación con quienes supuestamente iban a clamar por lo mismo que éstos.
Lamentamos también la distorsión que sobre el objetivo de esta gran manifestación han provocado los incidentes llevados a cabo por grupos totalmente discordantes con la gran mayoría de manifestantes: recurriendo a actos violentos que lo único que han conseguido es restar protagonismo a lo que verdaderamente lo tenía y dar argumentos a quienes les ha venido muy bien esos hechos para arremeter contra la macromanifestación en su conjunto.

"Respetamos esta manifestación que la izquierda de este país ha hecho en la calle"...
Eso han dicho los portavoces del gobierno del P.P. respondiendo a las preguntas sobre el acontecimiento culminado el 22 de marzo.
Pero se equivocaba el Gobierno y de principio a final, porque esa gran movilización social no era de izquierdas ni de derechas, por mucha bandera republicana o roja, o sindical, o de lo que fuera que hubiera; debieran reconocer los gobernantes españoles que hay muchos votantes del propio P.P. que ese 22-m estuvieron ahí, en la calle también; debieran reconocer que patearon el asfalto ciudadanos españoles que en nada se identifican con la partidocracia española y que detestan todos sus términos: "izquierda, derecha, conservador, progresista,...." porque sencillamente hoy y aquí eso ya no significa nada -visto lo visto-; debieran reconocer que este asunto poco o nada tiene que ver con ideología alguna sino única y exclusivamente con la FALTA DE RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS MÁS ELEMENTALES.
Más de uno respondió a esa afirmación de los portavoces del gobierno con esta expresión: "No me insulte usted, por favor, que yo no soy de izquierdas ni quiero ni necesito serlo para entender y solidarizarme con quien sencillamente sólo pide pan, casa y trabajo".

Reivindicamos unidad.

Alguien definió a este país, en su día, como "un gran mástil clavado verticalmente al suelo y un grupo de perros rabiosos atados todos al mástil pero repeliéndose unos a otros", así decía que era España. Otros la han catalogado como "las dos españas" aplicando ese dualismo a todos los órdenes de la vida social, cultural, política, religiosa, económica, etc... Unos y otros sencillamente expresan la enorme pluralidad que alberga este suelo al que todavía hoy se le llama "España".
Reivindicamos el término "unidad" en el sentido social, en la lucha o el trabajo por conseguir que los Derechos Humanos sean realmente patrimonio de toda la humanidad y, por lo tanto, también de todos los españoles sin distinción de raza, cultura, creencia o increencia, signo político, ideología, sexo, edad, etc... No queremos caer en discursos imposibles pidiendo la Luna o utopías inalcanzables que puedan quedar muy hermosas sobre el papel pero no tienen posibilidad alguna de hacerse posibles, queremos plantear a continuación una serie de propuestas que a nuestro juicio son plenamente realizables, viables, a poco que haya voluntad de llevarlas a cabo:

Proponemos a:
  1. PARTIDOS POLÍTICOS:
    • Continuar con el debate abierto para la defensa y promoción de los DD.HH. de tal manera que desde todas estas plataformas políticas que dicen buscar el bien común de toda la ciudadanía se trabaje por la consecución de esos mínimos.
    • Se comprometan, en cualquiera de los estamentos de poder y responsabilidad política, a no emprender ninguna otra "política e inversión" hasta que estos DD.HH. no estén garantizados para TODA la ciudadanía.
  2. FUERZAS SINDICALES:
    • Abandonar todo corporativismo servilista, ése que tanto daño ha hecho a los trabajadores viendo en años pasados cómo los grandes sindicatos españoles firmaban EREs fraudulentas y a espaldas de los acuerdos asamblearios de los trabajadores mientras callaban y permanecían totalmente pasivos ante el cierre constante de empresas sin cuento y se generaba ya una gran tasa de paro. Todo ello "porque quien gobernaba era supuestamente de su cuerda ideológica".
    • Buscar caminos para la verdadera unidad sindical basada no en principios ideológicos partidistas e ideologizantes sino únicamente en la defensa de todos los trabajadores rescatando el contenido del otrora dignificante, respetado y respetable Estatuto de los Trabajadores.
    • Se comprometan especialmente con aquellos trabajadores más desprotejidos y sin hacer distinción entre trabajadores españoles o extranjeros. Todos somos personas, todos somos seres humanos acreedores al derecho al trabajo y en condiciones dignas.
  3. ASOCIACIONES DE VECINOS:
    • Ir más allá de ser una simple gestora de algunas celebraciones anuales y convertirse en voz de la calle, plural y abierta, sin dejarse manipular por ideología política alguna ni del poder ni de la oposición, de manera que puedan preservar siempre su independencia de todos y aportar oportunidad a que todos se sientan en ellas representados.
    • Tomar partido por las familias e individuos de su núcleo poblacional que se hallen en situación de exclusión social o ya próximos a ella, adoptando aquellas medidas que lleven a los gobernantes a dotar de recursos necesarios para luchar contra la pobreza y la exclusión social.
  4. PLATAFORMAS REIVINDICATIVAS:
    • Mantener viva la conciencia en la sociedad de la necesidad de unirnos para garantizar unos mínimos de justicia social, convivencia pacífica y garantización de los DD.HH.
    • Ampliar y fortalecer los vínculos entre unas y otras de manera que pueda establecerse una acción conjunta más eficaz y con capacidad de convocatoria independientemente de las inclinaciones político-ideológicas de cada cual.
  5. PARROQUIAS, COMUNIDADES Y MOVIMIENTOS CRISTIANOS:
    • Implicarnos en cualquiera de los ámbitos de militancia o compromiso sociopolítico antes mencionados (partidos políticos, sindicatos, asociaciones de vecinos o plataformas reivindicativas) de manera que podamos explicitar nuestra coherencia en la fe en un Dios que nos hermana a todos, toma postura en favor del pobre y empobrecido y es capaz de denunciar toda injusticia aún a riesgo de su vida, como así hizo en Jesucristo.
    • Promover acciones, gestos concretos, que evidencien nuestro compromiso con los excluídos del sistema no ya sólo a título personal o de pequeña comunidad sino también trabajando en red con los demás miembros de la Iglesia y además con todas aquellas plataformas, estructuras sociopolíticas o de participación ciudadana con quienes compartamos unos mismos objetivos y criterios de actuación.
  6. SOCIEDAD EN GENERAL:
    • No esperar a que "nos toque a nosotros" para empezar a movernos sino plantearnos desde ya maneras de hacer grupo, equipo, con quienes más afinidades podamos hallar con vistas a colaborar eficientemente en la defensa de los DD.HH. y, por lo tanto, a una mayor y mejor justicia social.
    • Favorecer todo aquello que posibilite la sinergia, puntos de encuentro, puentes entre diferentes posturas,... buscando incesantemente alternativas que sean constructivas para todos.
Nos vemos en la necesidad urgente de instar a nuestros gobernantes políticos (ellos son quienes recaudan los impuestos) y también a quienes manejan los hilos del poder financiero (son quienes manejan nuestros ahorros y créditos) y empresarial (quienes tienen en sus manos los medios de producción) a:
  1. Escuchar la voz de quienes han padecido y padecen las consecuencias de una economía basada únicamente en el afán de lucro de unos pocos -incluso mediante la estafa, fraude fiscal, sueldos desmesurados que son una afrenta para quienes no tienen ni para comer, etc... etc...- y establezcan un orden de prioridades coherente a continuación.
  2. Buscar en primer lugar el cumplimiento de los DD.HH., empezando por el derecho al trabajo y en condiciones dignas, derecho a una vivienda adecuada a las necesidades de cada familia y cada persona, derecho a la salud, a la educación y a unas mismas oportunidades para su desarrollo personal.
  3. Establecer un consenso eficaz de estos poderes con los agentes sociales representativos del resto de la sociedad para concretar aquellas medidas que hagan  posible el cumplimiento de los DD.HH. en toda la ciudadanía sin excepción, o, al menos, garantizar unas rentas mínimas mientras no sea posible el pleno empleo.
Y como Iglesia y hermanos de cada ser humano que somos nos ponemos a disposición de estas mismas propuestas y exigencias de justicia para vivirlas y apoyar cuantas iniciativas se nos propongan que vayan en esta dirección.

1 comentario:

  1. Lo he leído un poco por encima y me parece estupendo pues no os olvidáis de ningún movimiento socio-político de señalarles las pautas más convenientes a seguir en estos momentos tan críticos para nuestra sociedad.Gracias por toda la labor que estáis haciendo los de Justicia y Paz de Tererife por OTRO MUNDO POSIBLE.

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