martes, 31 de enero de 2012

Día de la "Paz y No-violencia"

* La no-violencia es una meta hacia la cual tiende la humanidad entera. 
* Dios nunca puede ser comprendido por quien no es puro de corazón. 
* Sé cómo predicar la no-violencia a aquéllos que saben morir;
a los que temen la muerte, no puedo. 
* El deber de todo hombre es tratar de alcanzar continuamente la perfección. 
* Me siento, a veces, impotente, pero no pierdo jamás la esperanza. 
* Un hombre que se enriquece espiritualmente, enriquece al mundo entero. 
* Un hombre sin miedo se defiende con la "fuerza de la verdad"
o "fortaleza de espíritu" (no-violencia). 
* La oración es la llave de la mañana y el cerrojo de la noche. 
* La fuerza reside en la ausencia de temor
y no en la cantidad de carne y músculo que podemos tener en nuestro cuerpo. 
* Debemos pedir perdón por toda palabra cruel o irreflexiva que hayamos podido pronunciar o por todo acto malévolo que hayamos podido cometer. 
* La regla de oro de la conducta es la mutua tolerancia,
puesto que nunca todos compartiremos las mismas ideas.
*  La no-violencia, en su forma activa, es buena voluntad hacia todo lo que vive.
Es perfecto amor. 
* No temas al mundo, camina hacia adelante llevando contigo el temor de Dios.
Mahatma Gandhi

¿"QUIERES LA PAZ"... O "QUIERES SER SEMBRADOR DE PAZ"?.
Quizás ambas cosas y por esa razón trabajas para alcanzar las dos: puedes desear que haya paz y la recibas y disfrutes como con un regalo venido de fuera (viaje de venida),  pero también puedes hacer que esa paz llegue a otros si ella nace desde tu propio corazón (viaje de ida... y muy probablemente también "de-vuelta").
  • Puedes enarbolar pancartas exigiendo o pidiendo la paz a gritos mientras pateas las calles y plazas de tu ciudad... y quedarte ahí, sin más... porque esperas que tus cánticos, tus voces hayan sido oídos por alguien y "haga algo" para que tus reivindicaciones se materialicen en hechos de paz.
  • Puedes hacer eso mismo, o no hacerlo incluso,... pero sí se te ve a bien contigo mismo, con tu familia, con los amigos, con tus vecinos, compañeros de trabajo -si tienes la suerte de trabajar con nómina- en casa o fuera de ella;... se te ve resolviendo cualquier conflicto con el diálogo, con actitud tolerante,... entonces dejas de ser un agente pasivo "a la espera de que otros hagan" y te conviertes en protagonista de la paz.
A estas cuestiones se refiere la pregunta: "¿Quieres la paz... o quieres ser sembrador de paz?". Tú eliges.
Desde el ámbito eclesial.
La Iglesia Cristiana Católica insiste constantemente en que adoptemos una "actitud ACTIVA" respecto a la paz, que no nos conformemos con reivindicarla sino que la vivamos también. Nos invita a:
  1. Reconocernos como hijos de Dios que somos y entender que "el otro" lo es también y, por lo tanto, hermano nuestro; a partir de ahí es posible la fraternidad humana, ser todos una gran familia humana, sin exclusión alguna.
  2. Valorar cuantas iniciativas humanas desde cualquier plataforma promuevan los Derechos Humanos con hechos y palabras, nos incardinemos en ellas y desde ellas trabajemos por el reconocimiento de la dignidad humana y de sus derechos que como ser le corresponden.
  3. Apoyar y vivir la "cultura de la vida" oponiéndonos a la guerra, terrorismo, explotación y todo gesto de violencia y negación del derecho a vivir e incluso a nacer.
  4. Promover la justicia en todos los órdenes, de manera que todo ser humano pueda desarrollarse en condiciones dignas en todos los ámbitos tanto locales o nacionales como en las relaciones internacionales entre los pueblos (sin justicia no puede haber paz).
  5. Comprender la necesidad de una verdadera reconciliación que pasa por aceptar nuestra propia fragilidad, nuestras limitaciones, comprender las del otro, saber perdonarnos y reconciliarnos plenamente... como camino para la paz interior y para que la justicia sea eficaz.
  6. Defender y hacer nuestra la causa de la Tierra, de la ecología y el medio ambiente,... pues la Tierra es don de Dios para la humanidad sin que nadie pueda disponer de ella como coto privado para su particular beneficio sino que podamos todos vivir en ella en armonía con toda su diversidad.
  7. Asentar nuestras relaciones humanas en la verdad, honestidad y coherencia plenas; la doblez, la mentira, engaño o tergiversación de la realidad nunca nos podrán llevar a unas relaciones sanas, nunca podrán generar la confianza que necesitamos para el mutuo entendimiento.
  8. Buscar y andar caminos de entendimiento entre las diversas confesiones religiosas, fijándonos más en todo aquello que nos une y contribuye al bien del ser humano que en lo que nos pueda diferenciar; sumar...infinitamente más que restar.
  9. Reforzar el papel de la familia, primera y principal escuela para la vida en sociedad y de sus relaciones, facilitándole los medios materiales y formativos necesarios para el adecuado desarrollo de su capacidad educativa respecto de los hijos e hijas.
  10. Mantener vivos y en constante dinamismo, en suma, los cuatro pilares fundamentales de la paz: "verdad, justicia, amor y libertad", para poder generar el bien común universal en el respeto sagrado a la dignidad  de todo ser humano.
Todas estas llamadas hablan de dinamismo que no se agota en uno mismo ni tampoco se reduce a los discursos políticos en foro alguno sino que abarcan todos los espacios en que se desarrolla una relación humana: con uno mismo, con el otro, intergrupales, nacionales e internacionales.
Desde el ámbito sociopolítico.
A un cristiano no le puede ser indiferente la "cosa pública", nos tiene que importar y tenemos mucho y bueno que aportar en ella. Es un absurdo poner de vuelta y media a los políticos de turno o a ciertos líderes sindicales, sean del signo unos y otros que sean,... si a renglón seguido nos quedamos ahí y nos negamos a PARTICIPAR.
No sirve de nada el pataleo o acusar a unos u otros -dependiendo la mirada según nuestras simpatías o antipatías por unos u otros- de mil y una cosas si, por otra parte, lo único que hacemos es tirar peñazos, insultar o ironizar. ¿Contribuimos a la paz de estas maneras?.
No importa si decidimos comprometernos desde un partido u otro, en un sindicato u otro, o en una asociación de vecinos u otra,... pues en principio todos buscan el bien de la sociedad, cada cual desde su prisma y convicciones -a veces excesivamente impositivas o corporativistas- pero con la determinación de ser fieles a sus propios postulados y atendiendo al bien común o lo que creen ellos que es el bien común.
Lo importante es que:
  • Desde criterios coherentes con el Evangelio, desde nuestra coherencia y adhesión con el Maestro de Nazaret, nos animemos a aportar nuestra manera de entender esta "cosa pública" allá donde decidamos incardinarnos.
  • Nos mostremos siempre abiertos al diálogo y en él nos enriquezcamos mutuamente, discernamos y lleguemos a conclusiones que aunque no fueren perfectas sí puedan servir para ir dando pasos hacia la consecución de una verdadera familia humana.
  • Aprendamos a caminar juntos, aún en las más notorias diversidades e incluso divergencias o limitaciones (nadie es perfecto sino sólo Dios, nosotros tampoco lo somos).
  • Promovamos con nuestras actitudes de respeto, tolerancia y diálogo abierto caminos de entendimiento con otras plataformas sociopolíticas en teoría rivales, con la intención de trabajar juntos por el verdadero bien común aún desde las naturales diferencias y perspectivas que unos y otros podamos defender.
  • Llamando la atención sobre todo aquello que favorezca la aplicación concreta y efectiva de los Derechos Humanos, base esencial que toda plataforma sociopolítica debiera vivir y proponer en todas sus formas.
  • Desarrollando la capacidad crítica frente a la realidad, denunciando toda injusticia que podamos observar pero sin olvidar nunca la autocrítica (tan poco evidente hoy en la inmensa mayoría de partidos políticos y sindicatos tan dados todos ellos a ver mil pecados en el otro sin atreverse a reconocer en ellos mismos ni uno solo).
  • Viviendo coherentemente las propias convicciones y propuestas que decidamos presentar, de manera que al hacerlo podamos hacer creíble nuestro discurso y ayudemos así a nuestro partido político, sindicato o asociación de vecinos a plantear propuestas constructivas, viables, realistas y concretas al resto de la sociedad.
Desde el medio docente.
Como muchos otros VALORES que en la escuela se trabajan desde todas las áreas, especialmente desde el Área de Religión y Educación para la Ciudadanía, el "Día de la Paz y No-Violencia" tiene una especial relevancia y que se viene preparando en los centros docentes a lo largo de todo el mes de enero.
La Iglesia Cristiana Católica nos insta constantemente a "EDUCAR" para la paz y la escuela -además de la familia- es un ámbito importantísimo y privilegiado.
¿Qué pretendemos alcanzar?:

  • Obtener información clara y fidedigna de lo que es y significa este día.
  • Tomar conciencia de la necesidad de paz en el mundo, pero también entre nosotros y dentro de nosotros mismos.
  • Valorar lo que aquí podemos hacer para crear la paz: con actitudes, hechos y palabras, a diario y en todos nuestros ambientes.
  • Promover el diálogo sereno como camino para el entendimiento desterrando toda forma violenta en la resolución de cualquier conflicto.
  • Desarrollar la capacidad de búsqueda, análisis y síntesis de la información correspondiente para exponerla luego en el aula.
  • Generar en el grupo de trabajo, grande o pequeño, la capacidad de trabajar juntos de forma colaborativa, correspondable y vivencial de la misma paz en sus relaciones.
¿Qué actividades proponemos? (de entre infinidad posible y dependiendo de las particularidades de cada grupo):
  • Indagación a través de distintos medios (internet, libros, revistas especializadas, personas relacionadas con este contenido,...) sobre este día: ¿Cuándo se celebra?, ¿por qué y para qué?, ¿desde cuándo?,... ¿qué podemos hacer para ser sembradores de paz: hoy, aquí y ahora, en casa, en la calle, con nuestras amistades, vecinos,...?.
  • Recopilación de las respuestas correspondientes a cada cuestión y síntesis expresada por escrito.
  • Realización de un "comentario personal" acerca del trabajo obtenido: ¿Qué ha llamado especialmente la atención y por qué?, ¿qué datos o elementos resaltaría?, ¿qué importancia le da a la realización de este trabajo?.
  • Exposición en el aula a través de diversos medios: mural, dossier, dramatización,... o medios audiovisuales o informáticos.
  • Diálogo en el aula sobre las diversas exposiciones y obtención de conclusiones, tanto teóricas como prácticas, especialmente cuando en el  grupo se detecten situaciones en las que la paz brille por su ausencia.

Procuramos que si el trabajo es de investigación y es en grupo pequeño, como aquí se observa, se deba realizar con la mayor corresponsabilidad y equitatividad posibles entre los miembros de cada grupo; intentamos que se impliquen en ello las familias del alumnado a través de las encuestas, orientación presencial en el uso de internet y a lugares fuera del hogar a los que sea prudente o necesario un acompañamiento físico.
Desde el ámbito familiar. 

Si la familia es la primera y principal "escuela para la vida" lo es sobradamente en la "educación para la paz".
Cuando desde otros ámbitos se observa el proceder de un niño o niña y se intenta comprender dicha conducta, siempre o casi siempre hallamos la raíz en la experiencia familiar que ese niño o niña ha vivido hasta el momento. Razón por la cual es necesario e imprescindible CONTAR CON LA FAMILIA para todo, especialmente y de manera sobresaliente en la educación y formación de los niños y niñas o jóvenes.
¿Cómo educamos los padres y madres a nuestros hijos para la paz?. Hacen falta ciertas condiciones:

  1. "Yo estoy bien, tú estás bien". Cada cual debe estar a bien consigo mismo, entereza, unidad de espíritu, coherencia personal, fidelidad a sí mismo; sin esto viviremos en un constante conflicto que nos impide dar una imagen real de nosotros mismos porque vivimos en una constante guerra interior. Es hacer unidad entre pensamiento, sentimiento, palabra y acción.
  2. Establecer en la pareja tal comunicación y calidad en la misma que aunque cada cual siga siendo él o ella misma sin embargo podamos vivir y manifestar siempre criterios comunes de actuación. Nuestros hijos necesitan de esta coherencia comunitaria.
  3. Vivir coherentemente con aquello que predicamos con la palabra; si la teoría va por un lado y nuestra práctica real va por otro... nuestros hijos se irán por enmedio,... en el mejor de los casos, o bien por donde hacemos nosotros (puede más una imagen que mil palabras).
  4. Propiciar un ambiente de diálogo constante entre padres-hijos, honesto, abierto, valiente y claro en el que primen todas aquellas actitudes relacionadas con la paz erradicando toda conducta violenta (la severidad y firmeza no tienen porqué ser expresadas de forma violenta).
  5. Poner atención a las relaciones de nuestros hijos consigo mismos, con sus hermanos, amistades, compañeros de colegio,... y aunque ellos aprenden a solucionar sus conflictos relacionales por sí mismos no está de más hacer diálogo de ello, analizando realidades o percepciones, sentimientos,... reflexionando sobre sus causas y consecuencias y aportando cuestiones que ayuden a nuestros hijos a ir construyendo su modo particular de afrontar e intervenir mejor en esos conflictos.
Desarrollando estas claves y otras que veamos convenientes podremos ir generando en nosotros actitudes de paz y provocadoras de la misma en nuestros hijos también.

En Jesucristo hallamos, todos, modelo y referencia de estas claves constructoras de paz; no es en vano que la Iglesia nos lo presente constantemente y nos proponga hacer de Él CAMINO, VERDAD y VIDA... pero con Él, unidos a Él, como el sarmiento a la vid.

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